jueves, febrero 27, 2014

NÍOBE, Segunda Temporada

Ya se viene la segunda temporada de NÍOBE en el Teatro Estudio TRES 23, presentada por el Colectivo Transeúnte.

Después de ver un póster afuera de una de las entradas del tren ligero en el centro, decidí ir a ver esta obra en su primera temporada por dos cosas: primero, porque el póster era bueno, anunciaba una obra con calidad y estrategia y segundo, porque pude ver una intención de llegar a más audiencia, algo muy necesario y que quise apoyar.
Fui a ver la penúltima función de la primera temporada el año pasado y ahora escribo mis apreciaciones, no con la frescura de haberla visto recientemente, sino haciendo un ejercicio de memoria emotiva y de las impresiones perdurables que me dejó.

Níobe es una historia mitológica de Grecia, de reyes, dioses y guerra, de esas historias que fascinan en la preparatoria cuando te las cuentan en la clase de literatura, una historia clásica, de las que nunca pasarán de moda, pero, con todo y esto, ¿es una historia vigente en nuestra actualidad, a miles de años de distancia?, recordemos también que el cartel tiene un logotipo del CECA y que obtener un incentivo así es una gran responsabilidad social.

La historia se desarrolla en el pueblo de Tebas. Anfión gobierna en paz a sus habitantes junto a su esposa Níobe.
De pronto llega Apolo, un dios despiadado, manipulador, megalómano y sin escrúpulos, con todas las intenciones de quedarse con Tebas como territorio, motivado también por una afrenta de Anfión.
Apolo lleva así el horror al pueblo, donde el único lugar en que se puede estar a salvo es el palacio de los gobernantes, debido a acuerdos de guerra.
La obra desarrolla estas situaciones, las decisiones que Anfión y Níobe deben de tomar y los habitantes deben acatar, los dilemas entre el sometimiento indigno, pero seguro, o la valentía de la lucha incierta.

Un punto a destacar es que la obra no está estrictamente adaptada de la mitología original. Los puristas podrían poner el grito en el cielo, pero, en mi opinión, uno de sus aciertos es precisamente ese, la distancia que toma, para contar algo nuevo, en base a algo viejo y hablar de manera atemporal.

No hace falta revisar la sinopsis con demasiado detenimiento para alcanzar a ver reflejado algo de nuestra realidad actual. El terror que siembra la delincuencia y el narcotráfico ahora mismo en nuestra nación, los pactos que hacen los gobernantes, el valor del honor, el fuego cruzado entre poderes que llega hasta nosotros y las consecuencias de la sumisión o la resistencia.
Estas son cosas que uno puede inferir al leer la sinopsis,"dándole chance" y también es lo que los realizadores de la obra quieren que sepamos cuando la leamos, pero ¿estas intenciones son perceptibles y memorables en la obra misma?

Para intentar obtener una respuesta hay que hablar sobre los aspectos formales.
La obra está montada en todo el hangar del Teatro Estudio, con la gradería hacia los costados del escenario, en vez de hacia el frente.
En el centro, hay un triángulo invertido. En un extremo de la escena, del lado del pico del triángulo, hay un dispositivo rectangular de gran tamaño, dentro de un cuadrado en el piso adyacente al triángulo, el palacio de Anfión; del otro lado, junto a la base del triángulo, hay un trono. El trono de Apolo.
Así es como está configurada simbólicamente la batalla frontal entre lo poderoso y lo terrenal.
La obra hace uso creativo de estos elementos de manera dinámica y semiótica para reforzar el drama, además tiene música y sonido envolvente para crear sensaciones atmosféricas, incluso hace uso del espacio imaginario para que el público imagine elementos escénicos.
En fin de todo, esto logra que el público conecte con la historia de manera emotiva e intelectual en un nivel mayor al de la simple dramaturgia, a un nivel artístico que permite que llenen los espacios y hagan reflexiones sobre la cercanía que esto tiene con su realidad. En ese sentido, es una obra astuta que trata a la audiencia con dignidad. Esto es un logro del joven director Alejandro León.


Tres actores comparten la escena:

-Alcides Zepeda  es Anfión, rey de Tebas. Quien brinda una interpretación cumplidora. En momentos puede estar en tonos que notoriamente le cuestan trabajo y esto lo adolece la obra. Tiene ademanes y gestos falsos de vez en cuando, mientras también tiene momentos muy buenos, donde sobre todo hace buen uso de su voz e intenciones. El problema es que no está bien todo el tiempo, es irregular.

-Gerko es Apolo. Un villano interesante, simpaticón y hasta empático. Muy bien esto, porque puede recordarnos a los narcotraficantes que son ídolos del pueblo. Sin embargo, en momentos se excede en su papel de malvado. Es un malvado demasiado malvado, puede caer en el estereotipo.

-Diana D' Febo es la mismísima Níobe. Ella es una actriz que llevo un rato siguiendo, vi su trabajo desde que estaba en la escuela de artes escénicas y me parecía desde ese entonces (tampoco tiene tanto tiempo de eso) que era una muy buena actriz, que entendía bien los tonos y contaba con un gran don de fe escénica. En esta obra la veo en un tono demasiado dramático, aún bajo los mismos estándares de la obra que está actuando, y esto no necesariamente sería malo, si estuviera en tono con sus compañeros de obra. Aún veo su talento y lo aprecio, pero me parece que le hace falta dar el salto de estudiante de teatro a actriz profesional.

Los personajes están vestidos con ropas contemporáneas, esto le da un toque más al discurso, no es para nada infructuoso ni una simple ocurrencia posmoderna.
El problema que veo en la obra es que cada actor está en un tono distinto. Algo difícil de controlar, pero que bien manejado podría sumarle mucho en vez de restarle.
Sin embargo, hay que decir que el casting físico y de voz de cada actor está perfectamente bien, no adolece en el sentido de que uno pueda pensar que haya algún miscast.

Sucede una cosa muy curiosa y afortunada: aún con estas fallas corregibles, la obra vista como un todo está muy bien contada y cumple completamente con lo que se propone y es muy cercana al público. No es una adaptación pretenciosa, hace sentir y pensar en la dirección preconcebida, cualquier audiencia puede disfrutarla y da un discurso importante, sin ser chantajista o aleccionador. La gente en mi función estaba llorando, podían escucharse los sollozos. Realmente conecta con la audiencia.

Es un espectáculo de calidad, bien pensado, socialmente importante, creativo y entretenido.

Níobe se presenta en el Teatro Estudio Tres23 ubicado en la Calle Argentina #323 entre Libertad y Miguel Blanco, a dos cuadras de Enrique Díaz de León, colonia Americana, cerca de Av. Chapultepec. Su segunda temporada será durante todo marzo 2014.
Sábados 20:00 hrs.
Domingos 18:00 hrs. 

Los boletos están a $110.00 pesos general.
$90.00 pesos estudiantes, maestros y tercera edad con credencial vigente.

$80.00 pesos preventa. 

Pensando estrictamente en la obra, me parece que los precios están en un rango justo.
Sin embargo, ya pensando comparativamente con otras obras en cartelera (El Camino de los Pasos Peligrosos, específicamente) que, debo decirlo, a mi gusto tiene mayor calidad, deberían bajarle unos 20 pesos a las entradas.
Y ya pensando en el hecho de que es una obra que pretende generar consciencia social sobre nuestra realidad nacional mediante las emociones, y porque el público ve el teatro como un lujo, pienso que el precio del boleto debería ser mucho mucho más bajo. Probablemente unos 60 pesos la entrada general.
Ojo, no estoy pensando como gente de teatro u operador del lugar, simplemente estoy basándome en una percepción como audiencia y en mis posibilidades económicas.

Al ser una obra con estas altas características sociales y artísticas, sería una muy buena idea que diera funciones gratuitas para que tuviera alcance con mayor diversidad de público.

Es muy recomendable y eleva el capital cultural. Vayan a verla para comprobarlo.


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